Síndrome metabólico
El síndrome metabólico, también conocido como síndrome de resistencia a la insulina, afecta a uno de cada tres adultos en los EE. UU. Abarca varias afecciones que aumentan el riesgo de una persona de padecer diabetes, enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares y otras afecciones de salud graves.
A una persona se le puede diagnosticar el síndrome metabólico si tiene tres o más de los siguientes síntomas:
Hipertensión. La hipertensión arterial puede dañar los vasos sanguíneos y el corazón con el tiempo si no se trata. La hipertensión también puede provocar la acumulación de placa en las arterias, lo que puede dañar los vasos sanguíneos y el corazón y provocar un ataque cardíaco o un derrame cerebral.
Nivel alto de azúcar en sangre. Tener niveles altos de azúcar en sangre durante un período prolongado daña los vasos sanguíneos y aumenta las probabilidades de que una persona desarrolle coágulos sanguíneos. Los coágulos de sangre pueden provocar enfermedades de los vasos sanguíneos y del corazón.
Cintura grande. La obesidad abdominal se define como el exceso de grasa en la zona del estómago. La grasa del estómago se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca en comparación con otros tipos de grasa.
Triglicéridos altos. Los triglicéridos son un tipo especial de grasa que se encuentra en la sangre. Los niveles altos de triglicéridos se asocian con un aumento del colesterol LDL, también conocido como «colesterol malo», lo que puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardíacas.
Colesterol HDL bajo. El colesterol HDL suele denominarse «colesterol bueno», ya que ayuda a eliminar el colesterol LDL (colesterol malo) de la sangre para prevenir la acumulación de placa.
Afortunadamente, el síndrome metabólico se puede prevenir mediante la evaluación de los factores de riesgo, la realización de modificaciones en el estilo de vida y, a veces, la toma de medicamentos.